Para profundizar en el tema de los radares marítimos hay que tener clara una cosa: ¿qué es el transporte marítimo? Y sobre todo, ¿qué medios utilizaremos para ayudarnos en dichos transportes?
Además de los radares, existen otras herramientas externas que nos ayudan a realizar el transporte por vía maritíma y que descubriremos en la entrada de hoy.
Pero... ¿cómo definimos transporte marítimo?
Consiste en desplazar mercancía o pasajeros a bordo de un buque.
En el transporte marítimo distinguimos dos tipos de transporte: en régimen de fletamento y de línea regular.
En ambos casos, el buque sigue una serie de rutas prediseñadas (a modo de carreteras marítimas) hasta que llega a su destino. No obstante, la llegada a destino es uno de los puntos más complejos a los que se enfreta la tripulación de un barco ya que su maniobra es mucho más compleja que la de cualquier otro transporte (quizás sólo igualado por el aéreo).
Así, en el transporte marítimo, a la hora de su llegada a destino se deben de tener en cuenta varios factores tales como: el tráfico en el puerto, su calado o el atraque.
Para facilitar tales tareas, los buques cuentan con radares incorporados que les ayudan de guía así como con herramientas externas en donde pueden consultar la situación del tráfico marítimo totalmente actualizada.
Desde aquí podemos realizar un seguimiento que nos ayuda a ver qué está sucediendo en cada rincón del planeta y más concretamente en la zona a la que nos dirigimos, respondiendo a una pregunta fundamental: ¿qué densidad de tráfico hay?
Además de los radares, existen otras herramientas externas que nos ayudan a realizar el transporte por vía maritíma y que descubriremos en la entrada de hoy.
Pero... ¿cómo definimos transporte marítimo?
Consiste en desplazar mercancía o pasajeros a bordo de un buque.
En el transporte marítimo distinguimos dos tipos de transporte: en régimen de fletamento y de línea regular.
En ambos casos, el buque sigue una serie de rutas prediseñadas (a modo de carreteras marítimas) hasta que llega a su destino. No obstante, la llegada a destino es uno de los puntos más complejos a los que se enfreta la tripulación de un barco ya que su maniobra es mucho más compleja que la de cualquier otro transporte (quizás sólo igualado por el aéreo).
Así, en el transporte marítimo, a la hora de su llegada a destino se deben de tener en cuenta varios factores tales como: el tráfico en el puerto, su calado o el atraque.
Para facilitar tales tareas, los buques cuentan con radares incorporados que les ayudan de guía así como con herramientas externas en donde pueden consultar la situación del tráfico marítimo totalmente actualizada.
Desde aquí podemos realizar un seguimiento que nos ayuda a ver qué está sucediendo en cada rincón del planeta y más concretamente en la zona a la que nos dirigimos, respondiendo a una pregunta fundamental: ¿qué densidad de tráfico hay?
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